*En la calle conocida como la de “los sabores” en el sur de la Ciudad de Puebla, chalupas, molotes, pelonas, tostadas y chanclas, así como pozole, mole de panza y taquitos de carne asada
Jaime Carrera
Puebla, Pue.- Al sur de la gran urbe poblana existe una calle conocida como la de “los sabores” y su nombre no podría ser más que perfecto, allí hay una vasta oferta gastronómica para todos los gustos: cocinas económicas, pizzerías, taquerías, postres y más, mucho más para donde se voltee, pero de entre todos los negocios, destaca el de María Teresa.
Bajo el nombre de El Rodeo que eligió su hija, la mujer trabaja junto con su familia en la elaboración de antojitos poblanos: chalupas, molotes, pelonas, tostadas y chanclas, así como pozole, mole de panza y taquitos de carne asada, que en su conjunto forman un amplio abanico de sabores, olores y texturas concentradas en un mismo sitio.
Apenas cae la noche y los vecinos de la colonia Vicente Guerrero y las aledañas, comienzan a darse cita en uno de los puntos de reunión culinaria del sur de la capital poblana: la calle Allende, en donde desde hace 16 años Teresa ha vendido sus preparaciones, primero sobre la vialidad y después en el negocio donde ahora recibe a sus clientes.
Lo peculiar del lugar no sólo radica en la variedad de alimentos que pueden degustarse, sino en que cada uno aporta algo. Y de pronto la magia aparece con las flamas que cuecen los trompos de carne, los hilos de humo de las parrillas de la carne asada y lo dulce de los panes que pueden comprarse en carritos o en puestos móviles sobre la famosa calle.
En ese sitio, Teresa y su familia han recibido a sus clientes siempre con la misma actitud: servicial, sumado a su gran sazón en cada uno de sus alimentos, sobre todo, los molotes, dice la mujer, mientras hábilmente remoja la masa en el aceite, para después escurrir una pelona y agregar la salsa roja y verde a una crujiente orden de chalupas.
“Me gusta preparar todo, el que me costó mucho trabajo fue el molote, la masa para manejarlo, el de tinga, sobre todo, porque como es húmeda la tinga a la hora de hacerlo se rompía el molote y yo decía, que no me pidan de tinga, por favor, porque sí me costó mucho trabajo, ahora ya domino el molote”, recuerda la señora.
Con el paso de los años la Calle de los Sabores se ha hecho de su fama al sur de la ciudad de Puebla y vecinos de unidades habitacionales, fraccionamientos e Infonavits cercanos acuden, incluso, diariamente, para saciar sus antojos que van acompañados de grasa, picante, especias y un refresco de cola para que baje la comida.
“Así es, la Calle de los Sabores, nos hemos hecho de fama, en su momento empezamos a hacer eventos para atraer a la gente, el día de la Mamá, el Papá, del Niño, sí nos costó trabajo que viniera gente”, cuenta Doña Teresa, al recordar los buenos tiempos de venta antes de la pandemia y la unión que había entre locatarios.
Después de no tener conocimiento en la preparación de antojitos, hoy la mujer sabe de principio a fin la elaboración de un sinfín de opciones que se sirven calientes, al momento. Después de 16 años de atender a sus clientes, hoy muchos regresan aun cuando se mudaron a otra zona de la ciudad y lo hace, por supuesto, hambrientos.